¿Por qué huele mal el baño?

Es uno de los problemas más desagradables que podemos encontrarnos en nuestros hogares. El mal olor que se produce en algunos baños; y cuyo origen no está siempre tan claro.

Supongamos que los sifones, o el bote sifónico, cumplen correctamente con su función. Esta es la de mantener un remanente de agua que impide el paso de olores desde las tuberías generales hacia los baños. Lo más probable es que el olor se localice en la taza del váter, o «inodoro«, que en este caso no lo sería… Habría que revisar la conexión entre la taza y la mangueta (desagüe), y solucionar rejunteando con masilla, o cambiando la boquilla  de enlace si fuese necesario.

Otra posibilidad es que el bote sifónico (o los sifones), se vacíen de agua. En baños que no se utilizan durante temporadas largas, es lógico que ese agua pueda llegar a evaporarse, dejando paso libre a los olores. Pero cuando es en un baño que se utiliza a diario, ¿cual es la causa de este vaciamiento?

Pongámonos en la tubería general de desagüe, la que va recogiendo el agua de cada planta. Al incorporarse a esa bajada el agua de una cisterna, produce un efecto de succión del aire que hay por encima. Por eso, toda bajada bien hecha, debe prolongarse hasta el tejado. Así el aire lo toma de la atmósfera.

Si no existe esta ventilación, la succión se realizará de desagües que estén por encima, y ahí se producirá el vaciado de los botes sifónicos. Si el problema se da desde un momento determinado, puede que alguna reforma en el último piso se haya llevado por delante el tubo de ventilación, para ganar unos centímetros de espacio.

Y contra esto, poco se puede hacer. Salvo meterse en obras en el último piso y prolongar la bajada hasta el tejado, o la fachada, si es más factible. Mientras tanto, si es su caso, abra los grifos de vez en cuando para rellenar los sifones, y evitar en lo posible el mal olor.

Ahorrando agua, que es muy sencillo

No vamos a venir ahora a concienciar sobre la importancia de ahorrar agua. Aunque siempre habrá excepciones, damos por hecho que la mayoría de los ciudadanos (usuarios todos), somos conscientes de la escasez de este elemento vital. Y si el argumento no fuera suficiente, siempre podemos hacer mirar al bolsillo. Aunque a veces da la impresión de que para algunos el agua es demasiado barata, por la poca importancia  que dan a su malgasto.

Pues bien, aunque en nuestra intención esté el ahorro de agua, no es mucho pedir que además adoptemos medidas activas en este sentido. Hay dos fundamentales.

1.- La instalación de filtros economizadores en todos los grifos de la casa. Cuando tengamos que llenar un recipiente concreto, no ayudará nada, pero para el resto de los usos servirá para suministrar menos agua en el mismo tiempo. Y con la impresión de que sale la misma cantidad. Los hay también para el flexo de la ducha. Así que fregar platos, lavarse las manos o la misma ducha, serán gestos mucho más económicos. La inversión es muy pequeña, puede hacerlo usted mismo, y valdrá la pena.

2.-¿Ha pensado cuántas veces usa la cisterna al día?, ¿cuántas veces veces la vaciamos sin ser del todo necesario? Con gran acierto, las marcas de componentes para cisternas llevan algunos años fabricando descargadores de doble pulsador. Esto permite vaciar una pequeña parte del agua, o la totalidad sólo cuando es necesario. Si todavía disponen de los antiguos descargadores, no es un gran gasto reponerlo por uno nuevo. En la tienda de su barrio le indicarán como sustituirlo. Eso sí, asegúrese antes de que el mecanismo existente puede desenroscarse. De lo contrario, es de una única pieza, y eso supondría tener que desmontar la cisterna completa para hacer la nueva instalación. Consulte precio con un fontanero y valore si es rentable.

No olvide que ese pequeño goteo de su cisterna, incluso un inapreciable hilillo constante de agua, puede ser un enorme gasto con el tiempo. Y por supuesto, un derroche. No lo deje pasar.

En muchos lugares recomiendan meter botellas en las cisternas para economizar agua. Desde aquí no lo consideramos apropiado. En muchas ocasiones conseguirá que el agua  descargado, al ser menos, no arrastre lo suficiente, y habrá que vaciar dos o tres veces para conseguirlo. Con lo que  el efecto es el contrario al deseado.

Y por lo demás, ya saben, el sentido común es el mejor aliado para lograr un consumo eficiente y racional.

Esa cisterna que gotea…

Es uno de los problemas más habituales en los hogares. Y además, las causas posibles son dos. ¿Cómo averiguarlo sin levantar la tapa de la cisterna? Es complicado, pero hay detalles que nos darán alguna pista.

Para empezar, los mecanismos que trabajan ahí adentro:

1.- El flotador: Toma el agua de la red, y le permite el paso hasta que alcanza un determinado nivel. Entonces corta el suministro. Si no cierra bien, es causa de goteo.

2.- El descargador: Mediante un pulsador o tirador, levanta la junta de goma para permitir que el agua almacenada se vierta en el inodoro. Una vez vertida, la goma vuelve a su posición de cierre. Si está deteriorada, gotea.

Así pues, tire usted de la cisterna. Escuche el flotador mientras llena. Mire la taza del inodoro. Si gotea ahora,  el descargador pierde claramente. Si sólo gotea cuando el flotador ya ha llenado, el problema está en este mecanismo, que no corta el paso de agua.

Identificar el problema puede ser de utilidad antes de llamar al fontanero. Otro detalle a facilitar, es si la entrada de agua al flotador se realiza por la parte baja de la cisterna o por un lateral. Así le proveeran del repuesto adecuado.

Y trate bien al profesional. Sáquele unas pastitas, o un poco de jamón, que ayuda a hacer un trabajo muy fino…